¿Recompensas a cambio de un esfuerzo? Hay que saber cómo manejar el sistema de recompensas (evitando las recompensas materiales) y en qué momento se puede empezara instaurar con nuestros hijos.
Un sistema de recompensas es una técnica que tiene como objetivo instaurar hábitos a cambio de la progresiva adquisición de recompensas por cada vez que se consiga. Tanto los hábitos como las recompensas deben estar pactadas y el sistema tiene que cumplirse obligatoriamente dado que si no pierde totalmente su efectividad. En la medida de lo posible se recomienda evitar sistemáticamente las recompensas materiales para que el niño no se acostumbre siempre a este tipo de refuerzo.
Es necesario que el formato de la tabla sea adecuado, llamativo y entendible por el niño. Debe tener fácil acceso a él y poder hacer la autoevaluación conjunta con el adulto. Es importante y recomendable incluir las normas en algún lugar visible de la casa de manera que se las podamos recordar ante la duda. En definitiva, a nivel visual el sistema debe ayudar a recordarlo y asimilarlo.
El niño tiene que ser consciente de qué acciones son las que se demandan y, por tanto, debe saber cuáles son las recompensas que obtendrá.
5 puntos clave en la instauración del sistema de recompensas
- Es importante pactar con ellos las recompensas y funcionamiento. Es decir, qué les gustaría conseguir o hacer y cuándo se obtiene. Las normas tienen que quedar claras e incluso se puede hacer un «contrato» donde se pongan las condiciones y todas las partes implicadas ( padres y niño) firmen, de manera que si no cumplen las condiciones y pierden una recompensa no pueden «enfadarse» o considerarlo injusto.
- Es mejor que las pequeñas recompensas diarias sean beneficios prácticos del día a día: ver la tele, cenar su cena favorita, hacer un juego especial, poner la película que él elija, etc. De esta manera el niño valora los pequeños detalles y, además, no son necesariamente recompensas materiales. En caso de utilizar recompensas menos inmediatas y más centradas en logros a corto plazo es recomendable utilizar recompensas que sean adecuadas a dicho logro y por tanto, “de más valor” que aquellas recompensas diarias.
- En ningún caso se debe castigar o reñir si no realiza el hábito. Es decir, el único funcionamiento es felicitar y premiar cuando lo realiza. Si no lo realiza la única consecuencia es que no hay felicitación ni premio. Sí que se le puede recordar si se acaba el día y no lo ha hecho que en ese caso no habrá recompensa y que “con lo bien que sabe hacerlo sería una pena”…
- El refuerzo verbal positivo es tu mayor aliado. El refuerzo material como tal no es tan potente si no va acompañado de refuerzo verbal positivo. Es necesario insistir en la felicitación, en las muestras de cariño y en la gratificación cuando ocurra la conducta deseada.
- Metas realistas. Para que el sistema de recompensas sea efectivo tienen que plantearse metas realistas, que sepamos que el niño sabe realizar. Aun sabiendo realizarlas si consideramos que con difíciles para él, podemos jugar a la aproximación (tareas semejantes más sencillas). Al instaurar el sistema si el niño durante la sucesión de días no lo realiza y por tanto, no obtiene recompensa, es fácil que no entienda el funcionamento y, al no darse dicha asociación, se desvincule y el sistema no tenga ningún efecto en él.